Empleo Público en la Ciudad de Buenos Aires: El caso del personal de Enfermería.
Índice
1.
El ejercicio de la enfermería.
1.1.
Concepto.
1.2.
Criterios
Clasificatorios.
2. Sobre las condiciones ocupacionales del personal de enfermería.
2.1.
Condiciones de Trabajo.
2.2. Caracterización de la
Ocupación.
2.3.
Líneas de
Investigación desarrolladas.
3.
Conclusiones
4.
Bibliografía
5.
Normativa de referencia
Empleo
Público en la Ciudad de Buenos Aires: El
caso del personal de Enfermería.
1.
El ejercicio de la enfermería.
1.1. Concepto.
El
ejercicio de la enfermería comprende “ (e)l cuidado de la salud en todo el
ciclo vital de la persona, familia y comunidad y su entorno, en las funciones
de promoción, prevención, recuperación y rehabilitación de la salud, a través
de intervenciones libres, autónomas, independientes, interdependientes en la
modalidad de atención existente y de las que se habiliten en el área sectorial
e intersectorial relacionada directa e indirectamente con la salud. La gestión,
administración, docencia, investigación, auditoria y asesoramiento en el
sistema de salud y en la del sistema formal educativo y en todos los demás
sistemas, sobre temas de sus incumbencias. La dirección y administración de
servicios de salud, la presidencia e integración de tribunales o jurados en los
concursos para el ingreso y cobertura de cargos en el sistema asistencial y
educativo, la realización de actividades jurídico periciales, y la dirección de
establecimientos educativos en el área de incumbencia. La integración y
participación en los organismos que regulen y controlen el ejercicio de la
enfermería en todos sus niveles. Todas estas funciones son realizadas
únicamente por las personas autorizadas a ejercer la enfermería de acuerdo a
las incumbencias de los respectivos títulos y certificados habilitantes, sin
perjuicio de las que se compartan con otros profesionales del ámbito de la
salud”. (Ley Nº 298 de la
Ciudad de Buenos Aires, art. 3º)
En similares términos
la ley nacional que regula el tema estipula que el ejercicio de la enfermería
comprende las funciones de promoción, recuperación y rehabilitación de la
salud, así como la de prevención de enfermedades, realizadas de forma autónoma
dentro de los límites de la competencia que deriva de las incumbencias de los
respectivos títulos habilitantes. También se incluye a la docencia,
investigación y asesoramiento sobre temas de su incumbencia y la administración
de servicios, cuando sean realizados por las personas autorizadas a ejercer la
enfermería (Ley Nº 24.004, art. 2º).
La norma reconoce dos niveles para el ejercicio de la enfermería, el
profesional y el auxiliar (art. 3º).
Esta disciplina se
encarga del estudio de las respuestas humanas reales o potenciales de las
personas sanas o enfermas en los aspectos biológico, psicológico, social y
espiritual. Siguiendo este criterio se
entiende que el ejercicio de la enfermería supone el cuidado integral del
individuo, la familia y la comunidad en todas las etapas del ciclo vital y en
sus procesos de desarrollo, en relación con otros profesionales de la medicina[1].
Según el Consejo
Internacional de Enfermeras, la enfermería abarca los cuidados
autónomos y en colaboración que se prestan a las personas de todas las edades,
familias, grupos y comunidades, enfermos o sanos, en todos los contextos, e
incluye la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, y los
cuidados de los enfermos, discapacitados, y personas moribundas.
En el trabajo Panorama de
la Fuerza de Trabajo en Enfermería en América Latina, Malvárez y Castrillón
Agudelo expresan: “La enfermería es un servicio público que contribuye a
preservar la vida y la salud de las personas desde las perspectivas, humana,
ética, interpersonal y terapéutica. Según Kerouac, (1996) la característica
singular de la práctica enfermera es el cuidado de la persona (individuo,
familia, grupo, comunidad y sociedad) que, en continua interacción con su
entorno, vive experiencias de salud.”[2]
De ello se colige que las
funciones esenciales de la enfermería son: el fomento de un entorno seguro, la
investigación, la participación en la política de salud y en la gestión de los
pacientes y los sistemas de salud, y la formación.
La Asociación
Norteamericana de Enfermeras declara desde 1980 en un documento denominado
«Nursing: A Social Policy Statement» que la enfermería es: “El diagnóstico y
tratamiento de las respuestas humanas ante problemas de salud reales o
potenciales”.
Las condiciones de trabajo y
de vida del personal de enfermería es una temática que aborda la O.I.T. ya
desde 1973 que culminó con el dictado de la Recomendación 157 y la elaboración
del Convenio 149. La recomendación 157 expresa: “Se debería hacer lo
necesario para fomentar, a todos los niveles y de acuerdo con métodos
apropiados a las condiciones nacionales, la participación del personal de
enfermería en la planificación y en la adopción de las decisiones relativas a
la política nacional de salud en general y a la de su profesión en particular.”
(OIT: 1977ª, P.5).
El Convenio
nº 149 retoma las recomendaciones relativas a la participación de los
enfermeros en el delineamiento de la política nacional de salud. En el caso
argentino, esta situación no ocurre.
La OIT y la OMS consideran
que: “suele ser posible distinguir tres niveles o categorías de dicho
personal en la mayoría de los países, a saber: quienes poseen calificaciones
profesionales, quienes están en posesión de calificaciones básicas y quienes
realizan una función de apoyo en las actividades de enfermería.” (op. Cit.,
p.3).
En el
ámbito del sistema de salud pública de la Ciudad de Buenos Aires se distinguen
también estos tres niveles: auxiliar de enfermería, enfermero profesional y
licenciado en enfermería. Conforme el escalafón vigente, el primero de ellos
pertenece al Agrupamiento de Servicios; el segundo al Técnico; y el tercero al
Profesional. No obstante, en la práctica muchas veces los limites derivados del
título y sus incumbencias se encuentran desdibujados -sobre todo entre los
enfermeros profesionales y los licenciados en enfermería – y actualmente, está
situación tampoco se refleja automáticamente en su encasillamiento
escalafonario.
1.2. Criterios Clasificatorios.
Las funciones propias del ejercicio de la profesión
admiten clasificaciones que responden a diferentes criterios.
ü Según
el nivel de autonomía:
o
FUNCIONES INDEPENDIENTES O PROPIAS. Aquellas
que la enfermera/el enfermero ejecuta en el cumplimiento de las
responsabilidades de una profesión para la cual ha recibido capacitación formal
y detenta autorización/habilitación.
o
FUNCIONES DERIVADAS. Aquellas actividades que
realiza el personal de enfermería por delegación de otros profesionales,
principalmente médicos.
o
FUNCIONES INTERDEPENDIENTES. Aquellas
acciones que realiza el personal de enfermería en colaboración con el resto del
equipo de salud.
ü Según
la naturaleza de la prestación principal:
o
FUNCIONES ASISTENCIALES. Comprende las tareas
encaminadas a apoyar al individuo en la
conservación de su salud y en la recuperación de los procesos patológicos.
Estas actividades asistenciales se realizan tanto en medios hospitalarios
como en medios extra hospitalarios o comunitarios. Cuando se cumplen en
el primer
ámbito, consisten en atender las necesidades básicas y aplicar cuidados para la
reducción de los daños provocados por la enfermedad. En el medio extra
hospitalario, las funciones se desarrollan dentro del equipo de salud,
compartiendo actividades y objetivos.
o
FUNCIÓN DOCENTE. Las siguientes actividades
se encuentran incluidas en el ejercicio de la docencia:
·
Educación fuera del
sector salud, dirigida a personas, familias, núcleos sociales y comunidad en
general.
·
Educación en el
sector salud, orientada al equipo sanitario a fin de incrementar/actualizar el
nivel de conocimientos del personal sanitario y/o mediante actividades de
transferencia.
o FUNCIONES ADMINISTRATIVAS. Administrar es actuar
conscientemente sobre un sistema social y cada uno de los subsistemas que lo
integran con la finalidad de alcanzar determinados resultados. Es una actividad
vinculadora que permite aprovechar la capacidad y esfuerzos de todos los
integrantes de una organización dirigiéndolos hacia el logro de objetivos
comunes. El propósito de la labor administrativa consiste en que el trabajo sea
efectuado con un eficiente uso de los recursos disponibles para alcanzar los
objetivos previamente determinados.
En este orden, diversas funciones asignadas al personal de enfermería responden a la naturaleza administrativa (por ej.: en el desempeño de cargos de conducción, en la prestación de tareas en instituciones educativas y/o en centros de Salud Pública o Comunitaria).
En este orden, diversas funciones asignadas al personal de enfermería responden a la naturaleza administrativa (por ej.: en el desempeño de cargos de conducción, en la prestación de tareas en instituciones educativas y/o en centros de Salud Pública o Comunitaria).
o FUNCIÓN DE INVESTIGACIÓN. Incluye todas aquellas
actividades que fomentan la producción de conocimiento científico propio de la
disciplina.
En su investigación, Malvárez y Castrillón Agudelo (2005)
evidencian que es un fenómeno repetido en los países de América Latina
estudiados que los profesionales de enfermería se ocupan en primer lugar de las
actividades de administración hospitalaria, relegándose a planos secundarios,
la prestación de tareas asistenciales. Agregan las autoras, que en la mayoría
de los países de esta región, las enfermeras de atención primaria llevan a cabo
los programas dirigidos a la población sana y realizan variados procedimientos
diagnósticos y terapéuticos como toma de muestras de exámenes de laboratorio,
control de signos vitales, espirometrías y curaciones. Las enfermeras en
América Latina también están vinculadas a centros educativos integrando
cátedras relacionadas con salud en la educación primaria y secundaria; forman
personal de salud en las universidades; trabajan en cargos de salud ocupacional
en el ámbito privado, dirigen casas de reposo y de cuidados paliativos para
enfermos terminales y albergues para ancianos.
2. Sobre las condiciones ocupacionales del personal de enfermería.
2.1. Condiciones de Trabajo.
En este
apartado se formulan consideraciones referidas a las condiciones de trabajo del
personal que cumple funciones asistenciales, atendiendo a su significativa
incidencia numérica dentro del plantel sanitario.
Se entiende
por condiciones de trabajo al “conjunto de variables que definen la
realización de una tarea concreta y el entorno en que ésta se realiza, en
cuanto que estas variables determinarán la salud del trabajador” [3].
A partir de
la revisión de la bibliografía especializada se observan características
comunes en las condiciones laborales del personal de enfermería que presta
tareas asistenciales en los diferentes contextos estudiados.
La
enfermería es considerada una ocupación de alto riesgo, con un amplio perfil de
daños para quienes la ejercen: elevadas cargas físicas (sobreesfuerzo físico,
exposiciones a contaminantes) y psicológicas. (PAUTASSI, L. y RICO, M.
2003)
2.2. Caracterización de la Ocupación.
Esta calificación se relaciona con las siguientes
posibles causas:
ü Disponibilidad de Recursos Humanos.
- “El déficit
sostenido de personal, tanto en la Ciudad de Buenos Aires, como en todo el
país (...) por convenio colectivo del sector privado (CC 122/75) se establece
que a cada enfermera debe asignársele hasta doce camas para su atención y
si es sala de terapia intensiva hasta cuatro camas por enfermera. En los
hechos, tanto para el sector público como privado se señala que las salas
comunes atienden más de 20 camas por enfermera, mientras que las de
terapia intensiva más de diez camas por enfermera”. (PAUTASSI, L. y RICO, M. 2003)
- “En términos
de oferta, la relación enfermeros/as por médico, es marcadamente inferior
a los estándares internacionales aceptables de 3 enfermeros/as por médico,
ya que en Argentina hay aproximadamente 4-5 médicos por enfermera/o”. (PAUTASSI,
L. y RICO, M. 2003)
- Málvarez y
Castrillón Agudelo (2005) remarcan la tendencia a incrementar la carga de
tareas administrativas en detrimento de las asistenciales. “Una
investigación multicéntrica en cinco países confirma estos resultados en
la Región (Guevara y Mendias, 2001); el estudio refiere que en la
actualidad, las enfermeras están desarrollando trámites administrativos
que disminuyen el tiempo para cuidar a los pacientes, situación que se
agrava con la escasez de profesionales (...) Grinspun (1997)
subraya que los hospitales con un nivel más alto de enfermeras
profesionales y con un número más alto de enfermeras profesionales por
usuario tuvo menores niveles de mortalidad en comparación con hospitales
con niveles más bajos de enfermeras profesionales”.[4]
ü Condicionamientos normativos y estructurales.
- “La
legislación vigente en el sector no es adecuada y no regula una serie de
aspectos fundamentales del ejercicio profesional y la reglamentación sobre
horarios, responsabilidades, tareas, etc. A ello se debe sumar el hecho
que existe, en el sector público, una extrema rigidez administrativa en
los cargos y en los mecanismos de ascensos y categorizaciones”.
- “Al interior
del sistema, existe una escasa diferenciación salarial, de funciones, y
responsabilidades entre categorías con diferentes niveles de calificación,
como una enfermera de terapia intensiva o de psiquiatría”.
- “El stress
propio de la actividad se agudiza teniendo en cuenta las malas condiciones
de vida y de trabajo de las enfermeras, debido principalmente a la baja
remuneración que las obliga a tener doble o triple jornada, horarios
extremos, nocturnos, trabajo en fin de semana, y especialmente descuidar
su vida privada. A ello se le agrega que es un trabajo rutinario,
fragmentario y esteriotipado”. (PAUTASSI, L. y RICO, M. 2003).
ü Valoración social de la profesión.
- “Falta de
reconocimiento social por médicos, pacientes y familiares”. (PAUTASSI, L. y RICO, M. 2003).
o “Muchas
de las acciones de cuidado a menudo son invisibles (Colliére, 1993), ejemplos
de estas acciones son las dirigidas a permitir que las personas recobren la
esperanza, acompañarlos en momentos críticos de los procesos diagnósticos y
terapéuticos. Estos momentos, invisibles para el sistema de salud, marcan la
diferencia en la calidad de los cuidados profesionales enfermeros”.[5]
En el Estudio Cualitativo y Cuantitativo de la
Profesionalización de la Enfermería desde una perspectiva antropológica[6] (Revista Argentina
de Salud Pública. Diciembre de 2009)
Faccia observó que: “Los
problemas prioritarios a resolver en el campo de la Enfermería son: La
escasez de profesionales, la inapropiada distribución geográfica y la falta de
incentivos para ingresar y permanecer en la profesión por el deterioro de las
condiciones laborales”.[7] Advierte que, en Argentina, la enfermería “instala
la discusión sobre la profesionalización a partir de la formación universitaria”.[8]
De los resultados de su trabajo de investigación, identifica los siguientes
problemas:
q En la
elección de la carrera
prevalece la salida laboral a la vocación.
q El desconocimiento del trabajo
construye una imagen desprestigiada de la profesión, sobre todo porque se le ve
como auxiliar del médico.
q El perfil de la formación se
encuentra orientado al rol asistencial, los planes y programas de estudio se
encuentran desactualizados.
q Pese a la profesionalización
universitaria de una gran cantidad de enfermeros continúa identificándose a los
mismos al rol de auxiliares.
q “Relaciones asimétricas y conflictivas con
la Medicina. Relevancia del modelo médico hegemónico. Diferencias
socio-económicas y educativas.”[9]
“Las
representaciones sociales sobre la imagen expresan la significatividad y el
peso social que aún posee una percepción desprestigiada vinculada a cuestiones
de género, un rol asociado a prácticas de higiene ya un saber técnico, y la
falta de reconocimiento de la formación profesional universitaria. Esto se
contrapone a la exaltación de la vocación, el compromiso y la responsabilidad
de la profesión fundamentada en el cuidado del otro y en un reconocimiento
‘real’ construido en las relaciones con los pacientes, los familiares y los
profesionales. La construcción de la imagen
está modelada por la cuestión de género. La Enfermería es una profesión
típicamente femenina, a pesar de la incorporación paulatina de los hombres en
la actividad. El rol se asocia a tareas vinculadas con el mundo doméstico como
cuidar, curar, educar.”[10]
“Climent describe un
conjunto de factores que integran el permanente desajuste entre la formación y
el ejercicio profesional: ‘Ese desajuste reconoce diversos orígenes que derivan
del particular contexto laboral donde se desempeña fundamentalmente: el hospital.
Si bien el personal ha aprendido e internalizado sus roles profesionales en las
instituciones docentes, deben adoptarlos a las necesidades de la organización
que reflejan a su vez las necesidades de la comunidad (...) el contraste entre
las normas y procedimientos que aprende en la escuela y aquellas que pone en
práctica en los servicios asistenciales. La falta de recursos materiales en
unos casos, la falta de tiempo en otros, son las razones que esgrimen con más
frecuencia para simplificar la ejecución de procedimientos (...) Otro aspecto
que podemos señalar como conflictivo es el de la distinta formación del
personal de enfermería (auxiliares, profesionales, licenciadas), lo que produce
grupos elitistas que generalmente se alejan del área de atención del paciente
para asumir funciones de administración, investigación o docencia. Pero esto lo
hacen sin haber adquirido previamente la experiencia asistencial, lo que le
permitiría orientar dichas funciones de acuerdo a las necesidades reales.” [11]
ü
Condiciones
materiales y su incidencia en la salud.
Con relación a las
condiciones de higiene y seguridad que actúan sobre el personal de enfermería,
Malvárez y Castrillón Agudelo destacan: “El trabajo hospitalario es
intenso en carga física y mental, y extenso en horarios, particularmente en
servicios como urgencias, cuidados intensivos, servicios de recuperación
quirúrgica, salas de trabajo de parto, servicios de psiquiatría. En todos los
servicios se combina una gran responsabilidad y una continua disponibilidad a
las necesidades de los enfermos, de sus familias y del personal de salud que en
su conjunto son generadoras de estrés emocional y fatiga (Gestal, O.J., 1993
citado por Enciso, 1997). Se trabaja al límite en instituciones jerarquizadas
que muchas veces obstaculizan el trabajo.”[12]
Para la
bibliografía consultada, las condiciones de trabajo de las enfermeras se
caracterizan por:
q
Sobrecarga de trabajo.
q
Jornadas extensas.
q
Turnos rotativos.
q
Trabajo nocturno.
q
Frecuentes cambios de servicio.
q
Carga psicológica por el manejo de situaciones críticas.
q “Exposición a permanentes riesgos
biológicos, químicos y físicos que se constituyen en amenazas para la salud”. [13]
2.3. Líneas de Investigación
desarrolladas.
Diversas investigaciones han estudiado los posibles
impactos de las características relevadas en los medios de trabajo sobre la
salud de los/as trabajores/as. Dentro de
esta línea, Carrasco y Espejo de Viñas
(2000) abordaron la relación entre el
turno de trabajo y la salud de las enfermeras en Argentina y Uruguay. Su
investigación reveló para los grupos estudiados que “el turno
mañana expone en alta proporción a las enfermeras a sufrir heridas, golpes,
caídas, radiaciones, electrocución, contacto y efectos de gases inflamables,
quemaduras e inhalación de gases tóxicos. Mientras tanto, el turno noche
provoca cansancio excesivo, perturbación del sueño, alteración de la visión,
trastornos gástricos y digestivos, irritabilidad, desgano y abulia”.[14]
En el estudio
comentado, también se analizó la relación entre el número de pacientes
asignados y los accidentes ocurridos en el ámbito laboral. En este orden, se observó que el incremento
en el número de pacientes incide positivamente en el aumento de la
siniestralidad.
Finalmente al vincular
la especialidad del servicio de revista con los riesgos para la salud del
personal estudiado, se identificaron los ámbitos conforme al riesgo laboral
asociado. Así, en “referencia al servicio o unidad donde se desempeñan los
trabajadores de enfermería, el estudio indica que los servicios de cirugía
constituyen los de mas alto riesgo laboral para los mismos, seguidos por los
servicios de clínica médica y pediatría.”[15]
Por otro lado, la correlación entre
las condiciones arquitectónicas del lugar físico de trabajo y la salud de los
trabajadores también ha sido objeto de estudio específico. En la investigación
sobre Impacto de las condiciones laborales en la salud de trabajadores de un
centro quirúrgico, se constató la incidencia negativa de la carencia de
condiciones favorables en cuanto al acondicionamiento térmico, ventilación e
iluminación sobre el perfil de salud-enfermedad. Entre los impactos relevados se destacaron
“alteraciones vinculadas a la visión, irritación de piel y mucosas, cuadros
alérgicos y problemas ostearticulares. Como proceso mórbido poco definido pero
frecuente se encontró el cansancio. En cuanto a las lesiones agudas se
destacaron los accidentes con objetos corto-punzantes y los traumatismos...”.[16]
Otra de las líneas de investigación extendida en los
últimos años, estudia puntualmente el fenómeno denominado Síndrome de Burn Out
o “quemarse por el trabajo”.
Gil Monte observa que: “el síndrome de quemarse por
el trabajo se define como una respuesta al estrés laboral crónico integrado por
actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y
hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse
emocionalmente agotado. Esta respuesta ocurre con frecuencia en los
profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones de
servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización.”[17]
El síndrome de burn out
debe ser entendido como una reacción a fuentes de estrés crónico (estresores);
y según explica el autor, es un tipo
particular de mecanismo de afrontamiento y autoprotección frente al estrés
generado por la relación profesional-cliente, y por la relación
profesional-organización.
“El estrés
en los profesionales de salud está originado por una combinación de variables
físicas, psicológicas y sociales. Son profesionales en los que inciden
especialmente estresores como la escasez de personal, que supone
sobrecarga laboral, trabajo en turnos, trato con usuarios problemáticos,
contacto directo con la enfermedad, con el dolor y con la muerte, falta de
especificidad de funciones y tareas, lo que supone conflicto y ambigüedad de
rol, falta de autonomía y autoridad en el trabajo para tomar decisiones,
rápidos cambios tecnológicos, etc.”[18]
“Maslach y Jackson (1997) relacionan el síndrome de
burnout con factores ambientales e individuales a partir de un enfoque empírico
de los datos obtenidos de los trabajadores: es un síndrome de agotamiento
emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir
entre individuos que trabajan directamente con personas.” [19]
3.
Conclusiones
El
trabajo constituye un espacio vital para el desarrollo individual; es el
principal medio para procurarse la subsistencia y un ámbito de interacción
social. En el lugar de trabajo transcurre un tercio – o incluso la mitad- de la
vida; es por ello que el ambiente laboral influye tan significativamente en la
salud y seguridad física y el bienestar de los individuos. Estas vinculaciones
son desde hace tiempo abordadas por múltiples disciplinas (sociología,
medicina, psicología, entre otras) a través de investigaciones que proporcionan
diagnósticos confiables de utilidad para la formulación de instrumentos de
política destinados a la protección del/la trabajador/a, y a incidir en la
calidad del servicio ofrecido a la comunidad.
Las organizaciones internacionales de referencia en la materia (O.M.S.,
O.I.T.), a través de profusas producciones sientan los lineamientos que sirven
de orientaciones para el diseño e implementación de las políticas sectoriales.
Básicamente se entiende que “un
Entorno De Trabajo Saludable es aquel en que los trabajadores y jefes colaboran
en un proceso de mejora continua para promover y proteger la salud, seguridad y
bienestar de los trabajadores y la sustentabilidad del Ambiente de trabajo en
base a l(o)s siguientes indicadores:
q La salud y la seguridad concernientes al
ambiente físico de trabajo.
q La salud, la seguridad y el bienestar
concernientes al medio psicosocial del trabajo incluyendo la organización del
mismo y la cultura del espacio de trabajo.
q Los recursos de salud personales en el
ambiente de trabajo, y
q
Las
formas en que la comunidad busca mejorar la salud de los trabajadores, sus
familias y de otros miembros de la comunidad.”[20]
El
sector público de salud de la Ciudad de Buenos Aires constituye uno de los más
importantes de América Latina, por “número de establecimientos, por nivel de
complejidad y por cantidad de población atendida.”[21]
La ciudad posee autonomía para organizar el sistema de salud, y su conformación
actual es reflejo de las principales problemáticas sociales y de su desarrollo
político, institucional y económico.
Existe
una insuficiente consideración de la importancia relativa del recurso humano
afectado a la salud respecto de la calidad del servicio, y una inversión limitada
en desmedro de las condiciones de atención y de trabajo.
“(L)as condiciones de trabajo de
los profesionales de la salud tienen una influencia significativa sobre su
calidad de vida laboral y sobre la calidad del servicio que ofrecen las organizaciones
del sector sanitario. Consecuencias como la tasa de accidentalidad, la
morbilidad y el absentismo de los profesionales están directamente ligadas a
sus condiciones de trabajo.” [22].
“Diversos
estudios han puesto de relieve la relación entre las políticas de RRHH y los
resultados de las organizaciones públicas (...) Los elementos que mejor definen
la calidad de un servicio son la competencia profesional, el buen criterio y la
motivación con que se asuma la tarea respectiva”. [23]
Por otra parte, “(l)as carencias institucionales en
recursos humanos y materiales, en suministros y mantenimiento oportuno de
equipos que deterioran progresivamente los servicios de salud, en especial los
estatales, generan insatisfacción en el trabajo.”[24]
En
consecuencia, la calidad de la atención se encuentra condicionada por la
calidad del empleo (el cual involucra tanto aspectos materiales –objetivos-
como psicológicos –subjetivos-); y cualquier evaluación de la calidad del
empleo, debe contemplar el impacto de las condiciones laborales en la salud de
los trabajadores.
Las
investigaciones sobre salud ocupacional del personal de enfermería asocian a
los factores de riesgo reiteradamente identificados (características del
ambiente físico de trabajo, materiales y/o productos utilizados, condiciones de
higiene y seguridad, carga física y mental y organización del trabajo)
afecciones que pueden provocar incapacidades transitorias o permanentes. Ello conlleva implicaciones en la
organización y distribución del trabajo que imponen ajustes inmediatos, debido
a la incidencia relativa de la merma del personal en la calidad del
servicio.
Los
aspectos subjetivos del medio laboral son múltiples y su interacción compleja
al considerar al individuo en su totalidad, asumiendo que la persona no puede
disociarse según sus diversos ámbitos de
pertenencia (hogar, familia, trabajo) y menos aún aislarse de los
conflictos que lo afligen.
Sin
embargo, existe un factor subjetivo identificado como stress ocupacional que
afecta, en mayor o menor grado, a todos los profesionales de la salud y puede
repercutir negativamente en la atención brindada a la comunidad.
Como
explican Burijovich y Pautassi (2005): “Una de las variables situacionales
que parece ser central en la aparición del stress ocupacional es la cantidad y
calidad o grado del contacto con otras personas que son los receptores de los
servicios. La atención de los pacientes proporciona grandes satisfacciones pero
es emocionalmente muy exigente, de forma que cuanto más tiempo se le dedica,
mayor es el riesgo de agotamiento emocional que se corre.” [25]
Los
determinantes más significativos del stress ocupacional derivados de la
relación con pacientes y familiares identificados en el trabajo son[26]:
q Sentimientos,
emociones y conductas del paciente
q Frustración
relativa
q Naturaleza
de la enfermedad
q Stress
ocupacional crónico
q Problemas
de comunicación
q Ambigüedad
de rol
q Bajo nivel
para controlar el propio trabajo y la enfermedad
Y
las respuestas y consecuencias más comunes del stress son la autoculpabilización
– agotamiento emocional- y/o culpabilización del paciente- despersonalización
en el trato-. Estos impactos observados son la resultante de procesos que se
desarrollan paulatinamente, y adquieren visibilidad al concretar sus estadíos
más críticos.
En
el presente análisis se ha considerado la situación del personal de enfermería.
Entre las prioridades de intervención a través de los instrumentos de política
se impone:
v Adecuación
de la cantidad de personal a la demanda del sector.
v Implementación
de una estructura organizativa que refleje el real funcionamiento de los
establecimientos de salud; con diferenciación de funciones entre profesionales,
técnicos y auxiliares.
v Definición
de los perfiles y funciones asociadas a los puestos de trabajo.
v Reencasillamiento
automático de acuerdo con la instrucción formal acreditada.
v Determinación
de pautas para el desarrollo de la carrera administrativa.
v Establecimiento
de una estructura de remuneraciones.
v Regulación
de la distribución y extensión de la
jornada de trabajo.
v Realización de actividades de difusión y
prevención orientadas a la detección temprana de las situaciones que afecten
negativamente la salud de los
trabajadores del sector, entre éstas, el stress ocupacional.
En
conclusión, existen condiciones -objetivas y subjetivas- especificas de trabajo
del sector sanitario que ponen en riesgo la salud del personal de enfermería y
afectan la calidad de la atención. Se
necesitan políticas de recursos humanos claras y específicas que den cuenta de
la importancia del rol de los profesionales de la salud para el sostenimiento
del sistema sanitario local y procuren un entorno de trabajo favorable.
4. Bibliografía.
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Ley Nº 153 de la Ciudad de Buenos Aires.
Ø
Ley Nº 298 de la Ciudad de Buenos Aires
Ø
Ley nacional Nº 24.004
[1]
Diversas concepciones fundamentan la disciplina, a saber: Escuela de las
Necesidades (Virginia Henderson), Escuela de la Interaccion (Hildegard Peplau),
Escuela de los cuidados humanizados (Jean Watson), Escuela de los efectos
deseables (Calixto Roy); Enfermería basada en la Evidencia.
[2]
MALVÁREZ, Silvina María y CASTRILLON AGUDELO, María Consuelo. “Panorama de
la Fuerza de Trabajo en Enfermería en América Latina”. Serie Desarrollo de
Recursos Humanos Nº 39. Washington D.C. 2005. P.1.
[4] MALVÁREZ, Silvia María y CASTRILLÓN AGUDELO, María
Consuelo. “Panorama de la fuerza de trabajo en enfermería en América Latina”.
Serie Desarrollo de Recursos Humanos nº 39. Organización Panamericana de la
Salud. Washington DC. 2005.
P.2.
[5] MALVÁREZ, Silvia María y CASTRILLÓN AGUDELO, María
Consuelo. “Panorama de la fuerza de trabajo en enfermería en América Latina”.
Serie Desarrollo de Recursos Humanos nº 39. Organización Panamericana de la
Salud. Washington DC. 2005.
P.1.
[6]
La investigación explora el proceso de
profesionalización de la enfermería en la Escuela del Hospital Nacional “Prof.
Dr. A. Posadas”. El estudio analiza las características sociales y educativas
de los estudiantes del periodo 1996-2007.
[7]
FACCIA, Karina A. “Estudio Cualitativo y Cuantitativo de la
Profesionalización de la Enfermería desde una perspectiva antropológica”.
Artículos Originales. Revista Argentina de Salud Pública. Vol. 1-N° 1. Diciembre de 2009. P. 12.
[8] Op. Cit. P. 13.
[9] Op. Cit. P.16.
[10]
Op. Cit. P. 16.
[11] WAINERMAN, Catalina y GELDSTEIN,
Rosa. Condiciones de vida y trabajo de las enfermeras en la Argentina.
Cuaderno del CENEP nº 44. CENEP. Bs. As. 1990. P. 26.
[12] MALVÁREZ, Silvia María y CASTRILLÓN AGUDELO, María
Consuelo. “Panorama de la fuerza de trabajo en enfermería en América Latina”.
Serie Desarrollo de Recursos Humanos nº 39. Organización Panamericana de la
Salud. Washington DC. 2005.
P. 12.
[13]
“Las investigaciones sobre salud ocupacional de las
enfermeras reportan como principales problemas de salud identificados los
osteomusculares y articulares, los producidos por lesiones con instrumentos
cortopunzantes y las alteraciones del patrón de sueño (Orrego, S. Castrillón MC
y Nájera RM 2000)”
[14]
MALVÁREZ, Silvia María y CASTRILLÓN AGUDELO, María
Consuelo. “Panorama de la fuerza de trabajo en enfermería en América Latina”.
Serie Desarrollo de Recursos Humanos nº 39. Organización Panamericana de la
Salud. Washington DC. 2005.
P. 14.
[15] Op. Cit. P. 14.
[16]
TOMASINA, Fernando y Otros. “Impacto de las Condiciones Laborales en Salud de Trabajadores de un Centro
Quirúrgico”.
2007. Este trabajo desarrollado en el Centro Quirúrgico del
Hospital Universitario de Uruguay,
se realizó dentro del marco de las actividades de investigación
que desarrolla el Departamento de Salud Ocupacional de la Facultad de Medicina
de la Universidad de la República del Uruguay.
[17]
Op. Cit. P. 2.
[18]
Op. Cit. P. 3.
[19]
BURIJOVICH, Jacinta y PAUTASSI, Laura. “Calidad del empleo y calidad de la
atención en la salud en Córdoba, Argentina. Aportes para políticas laborales
más equitativas.”. Serie Mujer y Desarrollo nº 60. CEPAL. Santiago de
Chile. 2005. P. 38.
[20] BURTON, Joan. “Entornos
laborales saludables: fundamentos y modelo de la OMS: contextualización,
prácticas y literatura de apoyo”. OMS. 2010. P. 3.
[21]
DURSI, Carolina, Cosacov Natalia y Duré María Isabel. “La situación de las trabajadoras del
sistema público de salud de la Ciudad de Buenos Aires”. Buenos Aires. Dirección General Adjunta
Atención Primaria de la Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. 2007.
pág. 4.
[22]
GIL MONTE, Pedro R. “El Síndrome de quemarse por el trabajo (síndrome de
burnout): aproximaciones teóricas para su explicación y recomendaciones para la
intervención”. www.psicologiacientifica.com.
Julio de 2001. P. 1.
[23] BURIJOVICH, Jacinta y PAUTASSI, Laura. “Calidad
del empleo y calidad de la atención en la salud en Córdoba, Argentina. Aportes
para políticas laborales más equitativas.”. Serie Mujer y Desarrollo nº 60.
CEPAL. Santiago de Chile. 2005. pág. 29.
[24]
MALVÁREZ, Silvia María y CASTRILLÓN AGUDELO, María
Consuelo. “Panorama de la fuerza de trabajo en enfermería en América Latina”.
Serie Desarrollo de Recursos Humanos nº 39. Organización Panamericana de la
Salud. Washington DC. 2005.
P. 13.
[25]
BURIJOVICH, Jacinta y PAUTASSI, Laura. “Calidad del empleo y calidad de la
atención en la salud en Córdoba, Argentina. Aportes para políticas laborales
más equitativas.”. Serie Mujer y Desarrollo nº 60. CEPAL. Santiago de
Chile. 2005. P. 39.
[26]
Op. Cit. P. 40/41. cuadros 15 y 16
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